" Cobertura de Chocolate"
La niñez ya había quedado atrás, y las primeras señales de mi adolescencia fueron haciéndose más visibles. Mi madre me había puesto ya sobre aviso. Por ello en vez de sorprenderme lo acepté de la forma más natural. Al fin y al cabo , yo llevaba admirando los cuerpos femeninos, desde hacia mucho tiempo. Desde luego la publicidad en los medios de comunicación, nunca hace distinción de edades a la hora de hacer estrategias de marketing, por lo tanto las de mi generación estábamos acostumbradas a compararnos con esos cuerpos femeninos publicitarios.
Recuerdo un hecho que me marcó para el resto de mi vida. Un episodio señalado en esa época tan espectacular, recién cumplidos los quince años. De sensaciones nuevas que me fueron regaladas, obsequiadas , durante el otoño del 1980 .
Una de esas nuevas sensaciones la descubrí de la siguiente manera. Os cuento. Todo sucedió, en una peluquería. Mi madre se empeñó en que la acompañara. Accedí a su capricho, no sin antes, tener su palabra , que no se le ocurriera insistir en modificar mi estilo de peinado. Para que quede la cosa muy clara, nadie debería cortar mis coletas trenzadas, esas que marcaron mi personalidad.
Mientras ella era atendida por el peluquero, me entretuve mirando las revistas que estaban a disposición de los clientes. Realmente mis preferencias eran las de moda. Si bien yo no tenía todavía asimilado el concepto de la perfección, en una de las publicaciones , contemplé los cuerpos de las modelos que a mi me parecieron perfectos. Y quise convertirme en una de esas mujeres famosas por su belleza, así, de repente; e imaginé una vez más, ser una de ellas. Esbelta, rubia, alta, vestida con ropas caras; las piernas envueltas de seda, y calzando unos zapatos de color rojo , de esos en los que los pies se apoyan sobre tacones interminables. Me imaginé recorriendo , taconeando, previamente los pasillos del hotel en donde me habría alojado. Disfrutando una de esas habitaciones de lujo, cuyos muebles estarían cubiertos de espejos, en donde poder contemplar y descubrir cada resquicio de mi piel perfumada con Chanel Nº 5..
Todo sucedió muy rápido. Abandoné por un instante la revista que ocupaba mi atención. Comprobé como el peluquero me estaba observando, a través del espejo , y por primera vez me fijé en él. Joven. Alto. Esbelto. Cabello negro y ensortijado. Mirada intensa. Cejas enmarcando sus ojos de color mar.
Y fue allí, en aquella peluquería , cuando por primera vez sentí una nueva sensación. una quemazón íntima , hasta entonces para mi, desconocida. Quise escapar, desaparecer, y se me ocurrió que el mejor lugar para apaciguarme sería visitar el aseo. Me puse en pie dejando mi asiento, y ocurrió lo inesperado:
Me adentré en el pasillo en donde estaban situados los aseos. Un ligero rumor de pasos hizo que girara la cabeza. Era él . Al verle me pareció todavía más hermoso. ¡ Fue todo tan precipitado!
Yo permanecí quieta. En mitad del pasillo. Paralizada. Esperándolo. Estando ambos ya, a la misma altura, sentí como su respiración se acompasaba con la mía, con ritmos de “pasillos mexicanos”. Danzando con pasos invisibles. Rozándonos, entrelazando sutilmente nuestros dedos para adivinar nuestras mutuas llamas, y sentir todo su crescendo. En ese instante, tan fugaz, me pareció que la vida se me presentaba por primera vez, cubierta con cobertura de chocolate y espolvoreada de polvo de estrellas.
¡ Bonitas trenzas!- exclamó él , engatusando con su voz mi voluntad.
Le mantuve la mirada, Nos sonreímos. Y yo ya no fui la misma . Él continuó alejándose por el pasillo hacia no sé dónde. No debería haberlo hecho. Sin embargo seguí su estela de polvo de estrellas , con rumbo a lo desconocido.
Fin
" Pasillo Mejicano": El pasillo es un género musical y danza folclórica, originario de los Andes. . Un poema que se canta. Genero musical nacional ecuatoriano por excelencia y se canta en todas las regiones que correspondieron a la Gran Colombia , y en todos los estratos sociales. Para más información mirar en Internet.
© Berta Martín de la Parte.