martes, 25 de enero de 2022

¡ Irreverente !




Collage: Berta Martín de la Parte ©

¡ Me cago en dios y en todos los santos !. La frase tan irreverente,  se escuchó sonora y muy contundente. Fué como un mazazo para los asistentes en la iglesia. Los feligreses, familias ejemplares, hijos educados en las enseñanzas del señor, se quedaron paralizados.

Las letanías con súplicas a Dios, la Virgen y los Santos, se acallaron;  los rezos,  con jaculatorias dirigidas al cielo con vivo fervor;  las confesiones con declaraciones de culpas ocultas mantenidas en secreto, a la espera de ser perdonados a través de las penitencias pertinentes, todo ello quedó pospuesto.

También , los amantes impacientes al mejor momento para rozarse, allí , entre el tumulto del gentío, semiescondidos en las penumbras de uno de los atrios, algo así como en un acto lleno de frescura, , pospusieron el momento tan anhelado. 

Hasta la madera de los bancos reclinatorios de la iglesia pareció crujir con más intensidad, al ponerse de rodillas los más ancianos-  hincándose despacio- procurando no hacer ruido, escandalizados.

  Todo se detuvo.  El tiempo se dio un respiro.  El silencio se instaló en las bóvedas arquitectónicas de estilo gótico. Un halo invisible de pudor imitando los velos de tules de las vírgenes, tapó veladamente los cuadros de temas religiosos. Hasta la virgen de la imagen, esa, la que llaman "de los pobres", se agitó entre las restos originales de los óleos, cuyos colores disueltos en aceites ,hacía tiempo que lucían bastante desvaídos.


 ¡ Me cago en dios y en todos los santos! volvió a exclamar el hombre, ése ,  con aspecto pulcro; vestido con traje de domingo y camisa blanca recién planchada. 

 

  • ¡ Joder, Don Sanscrito! , podría usted tener más cuidado. Me ha salpicado usted la camisa con el vino . ¡ No habrá lejía bendita que logre borrar la mancha! La Juani - mi mujer- , va a ponerse hecha una fiera.


  • ¡ No me jodas Eulalio!, replicó cabreado el cura; si es que tú hueles el vino bendecido para la Eucaristía , y pierdes la cordura,, ¡ te tengo dicho que no te acerques tanto al altar!, ya sabes que últimamente se me ha acentuado el párkinson, y todo lo que cae en mis manos se agita sin control. ¡ Faltó poco para que se cayera el copón al suelo!


Se escucharon murmullos. Luego, risas leves, dando paso de repente, a un estruendo de sonoras carcajadas, impetuosas , ruidosas, inundando  la capilla , - una obra bicentenaria- , restituyendo el brillo del retablo y las columnas . Los querubines del atrio sacramental, cubiertos de pan de oro, despertaron de su letargo espiritual en el que suelen acomodarse, ese sentimiento de, aquí casi nunca pasa nada Regresaron los rezos, letanías, las confesiones, las jaculatorias dirigidas al cielo con todo fervor .Los amantes -por fin - reiniciaron sus toqueteos prohibidos;  mientras,  desde el altar mayor , el cristo crucificado, tallado en madera de ébano originaria de Madagascar , - a la vez que hacía un guiño mirando a los cielos- , susurraba una palabras:


¡Señor  perdónalos, son como niños, no saben lo que hacen!


Final

Derechos de autor: Berta Martín de la Parte ©


Participación juevera , tema La Palabra Prohibida, fecha 27-Enero-2022 organizada por Mäg ~Magade Qamar



miércoles, 19 de enero de 2022

¡ Sobrevolando tus espacios!

 

Autor : © Berta Martín de la Parte



¿ Cómo podría conseguir abrazarte, evitando tocarte?

¿ Como debería ocultar mis deseados abrazos , por encima de ti?


Podría esconderlos en las gotas del rocío, por la mañana,

y  al atardecer,  en el polvo fugaz de las estrellas,

 esos los luceros del universo , inaccesibles para las aves.


También podría elevarlos por encima de ti,

escondidos entre los  sueños, los tuyos,

suspendidos en  las vapores de las nubes,

que sobrevuelan tus espacios.


Tal vez debería disfrazarlos,

en la paleta de tres colores, 

de los cristales de un caleidoscopio,

y dejar que tus manos lo acariciaran,

sin ser tú , ¡ mi amado! ,

consciente de su secreto,

hasta cautivarte con su poder invisible.


¿ Como podré sostener mi alma,

de tal manera que no toque la tuya,

impidiendo el roce de la silueta de tu cuerpo, 

y no morir de amor?


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© Derechos reservados : Berta Martín de la Parte.

Participando en la convocatoria juevera ABRAZOS del 20. 01.2022 , organizado por Tracy



miércoles, 5 de enero de 2022

Un deseo: Un sueño.

 

Un deseo: Un sueño


Eran las doce del mediodía del último día del año. Annemarie,  estaba ocupadísima, redactando la carta para Los Reyes Magos.  Sabía que lo había pospuesto demasiado

. ¡ Pero tenía un deseo especial!  Esta iba a ser una carta muy singular. No la llevaría a una de las oficinas de correos. el destino sería otro muy diferente.. 


Cualquiera que pudiera estar observándola, pensaría que era una vieja loca. A su edad, cercana a los 80 años, lo que la gente opinara sobre ella, la traía sin cuidado. Hoy, se había levantado melancólica, llena de añoranzas. Iba a ser un día diferente.


Durante su vida, ya en la infancia,  inició la andadura de  escribir la carta dirigida a los Reyes Magos, pidiendo sus propios deseos. Por aquellos tiempos, pedir no era un problema; la dificultad estribaba - le comentaban sus padres-  en que sus reales majestades, no podían cargar con todos los regalos y alguno que otro deseo,  lo dejaban almacenado en su castillo hasta el próximo año.


 Como resultado, durante muchos años,  la deseada  muñeca Mariquita Pérez  se convertía por arte de la Navidad en la muñeca de trapo con dos botones negros a modo de ojos, y una boca de labios rojos , bordados con hilos de algodón, en el bastidor de su madre. Cada año, llegaba a sus brazos, vestida con retales del último vestido a cuadros del último año, ese que ya se había quedado corto y estrecho. 


Porque Annemarie creció, y se convirtió en una linda muchacha. Tuvo suerte de poder asistir a la universidad - una privilegiada- ,  por merecimiento  le concedieron una beca-. Recorrió el mundo, como arqueóloga. Se casó con un hombre maravilloso. Continúo disfrutando de su profesión. Tuvo dos hijos. Su orgullo. 


Por ello en cada etapa de su vida ya como adulta,  en realidad , se dedicó a organizar las cartas para los Reyes Magos de los demás. Sus propios deseos - esos simples, los que más anhelas-  los fue posponiendo,  dando prioridad a los de los otros.


Este año será otra cosa. Todo los deseos estarían dedicados a ella. Asomándose a la ventana, contempló las calles vestidas por el abrigo blanco tejido con los suaves  copos de  nieve. Los escasos transeúntes caminaban rápido. Se protegían el cuello, subiendo las solapas de los abrigos, o simplemente abrigándose con la bufanda, y un sombrero bien calado. - Hace frío, pensó- .


  • Buenas tarde doña Annemarie ¿  irá bien abrigada? , hace un frío del carajo. - de esa manera fue saludada por  Balthasar,  el portero del edificio- . 

  • Buenas tardes Balthasar, ¿ como están su mujer y sus nietos? . ¿Disfrutaron de una bonita Nochebuena? 

  • Gracias, todos estamos bien de salud y eso es lo principal. y, ¿usted? -

  • Yo estoy bien y mi familia también. Por cierto tengo un poco de prisa. Tengo que enviar una carta urgente .

  • ¿ Por correo? - preguntó el portero. ,  Creo que no va a ser posible, doña Annemarie. Tendrá que esperar a que pasen las fiestas.Las oficinas de correos han cerrado al mediodía. Y no volverán a abrir hasta el dos de Enero del nuevo año.


Annemarie, no quería perder el tiempo en dar explicaciones.  Intentó sin embargo ser educada: 


  • Balthasar, si no nos vemos , le deseo a usted y su familia una feliz salida de Año y una felicísima entrada en el Año Nuevo. 


Con el gracias,  e igualmente, - a modo de despedida - , todavía resonando a su espalda, Annemarie, salió a la calle. Llevaba las manos protegidas por guantes de piel. Ella sujetaba la carta con todas las fuerzas. La carta tenía que llegar a su destino. ¡ Fuera como fuera la carta tenía que llegar a su destino- se repetía una y otra vez. En las últimas horas esas palabras se habían convertido en un mantra. Escuchó el sonido del teléfono móvil, pero lo ignoró. Sería su hija, -pensó. ¡ Ahora no hija, ahora no!.¡ Tengo que llegar a tiempo!


Annemarie, atravesó las calles colindantes al edificio en donde vivía. En un piso herencia de su abuelo paterno Gaspar. Un hombre que hizo siempre honor a su nombre,  de origen persa, cuyo significado es “ administrador del tesoro”. - Un lugar en el que ella desde el principio de su llegada, - sorprendida- comprobó, como su pituitaria captaba el olor particular de su abuelo, ya fallecido, haciéndola siempre evocar emociones y recuerdos. ¡ Cuánto la quiso, y cuanto le quiso ella ! El tesoro era él,- recordó- ,  con su sabiduría y cariño la  instruyó en todo lo concerniente  a historias y leyendas. Y en eso estaba ella, dispuesta a continuar la tradición que su abuelo cada año hacia realidad- ¡ antes de que sea demasiado tarde!- ; una tradición, que Annemarie , si llega a tiempo al lugar hacia donde se dirige,, hará por fin realidad,


Cuando llegó a su destino, ya había oscurecido. El escaparate estaba completamente adornado con guirnaldas de colores, e iluminado con  bombillas de varios tamaños. La mercancía expuesta se le antojó a Annemarie , un tesoro. Ella tenía experiencia en encontrar restos arqueológicos, tumbas, pergaminos, esculturas, etc. Pero este escaparate era especial. Pegó su nariz al cristal, sintió volver a su niñez. Allá en el fondo del local, pudo contemplar un árbol de Navidad. Pequeño. Sin demasiados adornos. A ella se le antojó, el árbol de Navidad más hermoso del mundo. 


Empujó la puerta de entrada, el movimiento fue acompañado por el sonido armónico de “ ding dong'' de un carillón dorado, colgado en el marco de la puerta. En ese momento al fondo, apareció un anciano, atravesando una puerta semioculta por una cortina roja de terciopelo,   A la vez que la saluda con un:


  •  Hola, buenas tardes,  soy Melchior el dueño de la tienda,  ¿ en que puedo servirla? 


Annemarie, no pronunció ninguna palabra. Sencillamente le entregó el sobre que llevaba , entre sus manos. Melchior la miró con infinita dulzura mientras abría el sobre. Melchior leyó el contenido de la carta:


  • Llega usted a tiempo, querida dama. Espere un momento por favor- dijo- . mientras se dirigía hacia el lugar  por donde había salido. No tardó mucho. Cuando regresó, en donde Annamarie le estaba esperando, iba acompañado de un libro.   un ejemplar de tapas doradas e incrustaciones de plata. , como muchos de los que allí se exhibían en las estanterías de la antigua librería.. Así que usted conoce la leyenda. Nunca la vi antes por aquí. Y como dice la leyenda, al atravesar la puerta ¿ pidió usted un deseo? 

  • Sí. Y en el sobre que le he entregado , hay escritos un par de deseos más que tengo pendientes desde hace décadas. Tengo entendido que usted, además,  hará llegar la carta a los Reyes Magos. 

  • No lo dude. Lo haré con muchísimo gusto. 

  • No quiero entretenerle más tiempo.  Me marcho. Le deseo una feliz Nochevieja. 

  • ¡ Espere!- ¡ Tengo algo para usted ! Yo,   la estaba esperando. 

  • ¿ A mi?. 

  • Sí, a usted. No me pregunte nada. Simplemente acepte este ejemplar de libro. Es mi manera de desearle un Feliz Año Nuevo. 


Annemarie, abandonó la antigua librería, llevando el antiguo ejemplar del libro, sujetándolo con cariño y mucha curiosidad. No esperaba eso. De que la conocerá ese señor. Ella no había estado nunca , hasta esa tarde,  allí. O quizás sí. Su memoria- ella lo sabía-  había iniciado hace tiempo un proceso de desgaste. 


Sonaban las doce campanadas por toda la ciudad. Los campanarios proclamaban a los vientos, la salida del Año Viejo, para entrar en el Año Nuevo. Annemarie, había dejado una de las ventanas del salón entreabierta. Deseaba disfrutar del ruido callejero. En esas fechas, el ruido se escuchaba con gusto. A ella le daba vitalidad. Los petardos , los fuegos artificiales. Los cantos de la gente celebrando la noche de San Silvestre. Hacia un par de horas que ya se había puesto en contacto con sus dos hijos y sus nietos. Les deseó lo mejor. No les echaría de menos. Ahora necesitaba estar sola.  Con ella misma.


 Tras el sonido de la última campanada, Annemarie sujetó la copa de cristal tallada repleta de champán, y alzándola , brindó. Dio las gracias, por la vida tan maravillosa que el destino le había regalado. Abrió,  con curiosidad,  el libro, el de las tapas doradas , con grabaduras plateadas. E inició su lectura. Transcurridos unos minutos, un sueño reparador la invadió,  envuelto en palabras e imágenes, del diario de su vida. Y sucedió:


Se vió caminando, de nuevo, por las calles de la ciudad dando una mano a su abuelo, mientras que  en la otra sujetaba una  muñeca Mariquita Pérez,  Él la iba relatando historias y leyendas. Se sintió muy afortunada, muy feliz. . Su deseo se había hecho realidad. Soñaba el sueño que siempre soñó tener. 


Iban caminando a través de las calles, engalanadas por los elegantes comercios, mientras 

microscópicas mariposas aleteaban en torno a las farolas;  pespunteando sobre el tejido  de nieve,  las aceras con las huellas de sus pasos.

 Huellas que durante muchísimos años se habían difuminado. Cómo si fueran volátiles, algo así como los pensamientos. 

Existes, piensas, olvidas, no eres nada. 

Pero tu esencia , permanece para siempre. 


© Berta Martín de la Parte

¡ FELICES REYES MAGOS , PARA TODOS!


Posdata: Según  una leyenda , si el día de San Silvestre traspasas la puerta de una pequeña librería a la vez que formulas un deseo, ese se hará realidad en el Año Nuevo.

CUENTO PARTICIPATIVO EN LA CONVOCATORIA PARA EL JUEVES 6 DE ENERO 2022, DIA DE LOS REYES MAGOS ORGANIZADADA POR DOROTEA EN SU BLOG LAZOS Y RAICES. PARTICIPANTES


Feliz Navidad 2023 y un Feliz Año Nuevo 2024.

Queridos amigos, os deseo a todos mucha felicidad en estas Fiestas Navideñas y por supuesto un Feliz Año 2024. No nos olvidemos de :  Desde ...