Nada me preocupa ya,
y pongo todo mi esfuerzo
en adquirir vivencias que me llenen,
que me reconforten y me diviertan.
Cuando amanece el día
y el cielo se tiñe de ese color
que a mí tanto me gusta.
Cuando amanece el día
parece que aquello es
el final de un principio,
en el cual la razón
convierte en fantasías
todo aquello que provocó
nuestras ansias,
día a día en nuestras vidas.
Cuando amanece el día
y mi corazón no está contento,
mis ojos se llenan de lágrimas,
deslumbrados por tus maravillas,
porque aunque es tan bella la escena,
mi pena se ahoga en mis lágrimas.
Cuando amanece el día,
mis pensamientos alocados,
vuelan como caballo salvaje,
que después de una noche en vela,
necesita aspirar el frescor de las mañanas.
Cuando amanece el día,
las gotas del rocio allí en el bosque,
relucen cual brillantes,
destellando ráfagas de esperanza.
Cuando amanece el día,
las olas del mar rompen en el estrecho
y angosto pasaje ,
que conduce dulcemente,
a este corazón roto por la monotonía.
Final
@Berta Martín de la Parte
Bonito y sensible trabajo. Es esperanzador, pone una nota de ilusión en el corazón esa mañana naciendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Maite la ilusión es lo que nos salva. Un abrazo.
EliminarMuy bello, la ilusión es vida,
ResponderEliminarpor eso no hay que perderla.
Besitos dulces
Siby
Siby perder la ilusión seria como perdernos en tinieblas. Un abrazo.😄
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