miércoles, 2 de diciembre de 2020

Un día cualquiera.



Imagen / Internet

Un día cualquiera.

Escribo desde las alturas del Odenwald, en donde la nieve caída ayer, hoy,  todavía adorna la vegetación y cubre los caminos. Hace mucho frio, pero si comparamos los 3 grados de hoy a los 12 grados bajo cero de otros años de diciembre, en realidad se aguanta sin mucho problema. 

Ayer fui a Heidelberg, a la biblioteca. Verdaderamente es curioso entrar en un lugar repleto de libros, palabras, ideas, revistas y, finalmente encontrarse solamente con tres o cuatro personas. Las normas de higiene están muy bien organizadas. El visitante entra en el edificio y con lo primero que  se encuentra es un desinfectante líquido, con el que debes desinfectar las manos. La máscara que nos cubre la mayor parte del rostros, nos convierte en seres indefinidos y, los ojos son los únicos órganos del cuerpo que quedan visibles. Por supuesto hay que presentar el carnet de socio, de otro modo no te dejan pasar. 

Cuando ya has pisado el recinto , te acompaña un trozo de cartulina , que te entregan a la entrada a modo de contabilizar las personas que permanecen en la biblioteca. Por supuesto el tiempo máximo permitido de permanencia son noventa minutos. Antes de abandonar el recinto repleto de sabiduría , depositas el trozo de cartulina en una caja, dices hasta la vista, y hasta la próxima. 

En estos tiempos de Pandemia, como en todo  en situaciones extremas surgen ventajas y desventajas; las ventajas de asistir a la Biblioteca Pública son varias: El silencio obligatorio en estos lugares, es todavía más silencioso. El surtido de libros está a tu disposición sin tener que esperar a que otro visitante termine de elegir uno de los libros. Ya se sabe que en ocasiones va uno tan decidido para alquilar un libro y, ya está asignado. Ahora los catálogos de alquilados y devueltos casi se mantiene inalterables. 

Ayer no alquilé ningún libro, simplemente elegí un par de ellos  y, les eché un vistazo. Sencillamente disfruté del cambio de escenario. Me deleité con el momento.

Aproveché  ese salir de casa para  viajar en el trasporte público. Comprar algo dulce en el supermercado de al lado y, saborearlo  en la calle sentada en uno de los bancos del parque cercano a la biblioteca.  Confieso que las posaderas se me quedaron heladas jajaja. 

Hoy me quedaré en casa. Algo que poco a poco me está creando un problema, yo, a mí que lo de convertirme en ama de casa siempre me daba pavor, sí repito, tengo un problema , me estoy acostumbrando a ello. ¿Será por el frio, será por la edad, será por que no queda otra.?

 De vez en cuando participo en lecturas a través de videoconferencias , lecturas de relatos, poemas, un método para que las palabras no se queden atrofiadas en la garganta. En la última , tuvo lugar el pasado viernes, nada más conectarme me dio la risa tonta. Éramos diez participantes y todos a excepción de otra participante no tendrían más de 25 años; yo con mi espontaneidad exclamé: ¡ Disculpen creo que me he confundido de lugar.!.. Pero bueno, me aceptaron amablemente y con cariño ...Aprendí muchísimo con sus creaciones literarias, sus lecturas y disfruté de su entusiasmo...Esa gente joven, estudiantes, con inquietudes , con ilusiones llenos de sueños y proyectos...¡ El futuro!

😘🤗 Sed felices.

02/ 12/ 2020                                    @Berta Martín de la Parte




1 comentario:

  1. ...Perdí el comentario... creo.
    Decía que es fabuloso que puedas compartir lecturas y desembuchar todas las palabras que quedan en la garganta... :)
    Y también que tu blog me recuerda mucho este otro: https://la-opinion-motor-del-cambio.blogspot.com/; es sobre temas generales y la gente opina muy libremente. Su bloguera, Ana, es muy maja.

    Besetes :)

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