Imagen/ Composición: @ Berta Martín de la Parte
Ante tantas noticias negativas, pandemia, enfermos, muertes, personas abocadas al paro laboral, reducción de contacto social, trabajo telemático, los hijos y la pareja en casa, todos juntos, reunidos , cobijados en el nido, en resumidas cuentas, con demasiados ingredientes para poder conseguir una buena mezcla, excesivos componentes para que el guiso diario nos deleite el paladar.
Por fin , Cristina se sentía feliz. Ya era oficial: Este año no se celebraría el Carnaval.
Ella, una mujer cosmopolita, de buena familia, con un marido y unos hijos maravillosos, en realidad no era feliz. La sobrepasaba los condicionantes sociales. Las apariencias , como la de estar siempre predispuesta a ir bien vestida, maquillada, presentarse inmaculadamente como una buena esposa y una madre perfecta, sencillamente estaba harta, de toda la parafernalia. Cristina lo único que deseaba, era ser una mujer normal. Invisible, pasar desapercibida, sin compromisos, sin ataduras, sin disfraces prefabricados.
Lo de no celebrarse el Carnaval, lo sentía por sus dos hijos, ellos estaban todavía en esa edad en la que se disfrazan con gusto, probándose diferentes modelos de disfraces. A ellos todavía les queda mucho tiempo, para poder encontrar el disfraz que mejor se acomode a su personalidad, a las circunstancias que les depare su presente , conformando, este último ,su futuro.
En el momento de escuchar la noticia, se encontraba sola en casa :
¡ Cancelado el Carnaval ! … Repitió la frase en voz alta, sonando en sus oídos a gloria bendita.
Se dirigió al sótano, allí había un armario, abrió las puertas, les vio, colgados en las perchas , los disfraces de los cuatro últimos años. Con cada uno de ellos, recordó, nunca se había sentido a gusto .Cristina está muy cansada de mirarse al espejo y no verse. De no reconocerse.
A ella solamente le gustaba un disfraz, el suyo propio , el que la protege. Cerró los ojos e inició una especie de versos , algo así como un Mantra, que la perseguía desde hacía tiempo, y se relajó. En momentos como ese , ella era feliz...
- Quise verme como soy,
me miré en el espejo
y, no me vi.
- El cristal con su baño de plata,
reflejaba una imagen virtual,
un ser extraño,
no me reconocí.
- Gesticulé mil veces ,
abrí, cerré los ojos,
parpadeé, reté y, jugué
con los halos de luz.
- Estiré los labios,
entreabriendo la boca.
¡ Sin sonrisa!
- Alcé la cabeza,
estiré el cuello,
movimientos inútiles.
- Derrotada me alejé,
rechacé el espejo
y, volví a mi,
al disfraz que me protege,
a mi Luz inventada.
-----------------------------
@Berta Martín de la Parte.
